Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. (I Corintios 5:5) este texto habla de la salvación del espíritu. "Aguardando nuestra adopción, a saber, la redención de nuestro cuerpo." (Romanos 8:23) este texto dice respecto a la salvación del cuerpo. Sin embargo lo que nos gustaría examinar presentemente pertenece a la salvación del alma.

  2. La Palabra Salvación . La palabra salvación se emplea en la Biblia para indicar la obra de Dios a favor del hombre. En la presente dispensación, su uso se limita a la obra que él efectúa en los individuos y que se otorga a base de una sola condición bien definida en las Escrituras. No

  3. La salvación es …. El poder de Dios – Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego.”. El apóstol Pablo describe a la salvación como el evangelio o mensaje de Dios al mundo.

  4. El autor presenta el significado de la salvación del alma según las palabras de Jesús a sus discípulos. Jesús dice que si alguien quiere seguirlo debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo. Negarse a sí mismo significa dejar de lado el yo para buscar la voluntad de Dios.

  5. 15 de ene. de 2013 · Formato: PDF. Tamaño De Archivo: 211 KB. Páginas: 21. Descripción: El tema antes de que los lectores de estas páginas es la que comúnmente se pasa por alto por el pueblo de Dios. Sin embargo, estamos definitivamente dicho por el Señor estas palabras: "Una salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. . .

  6. repositorio.comillas.edu › 11531/59822/1 › teologia-de-la-salvacion-webTEOLOGÍA DE LA SALVACIÓN

    La soteriología afronta la pregunta por la salvación del hombre y de toda la realidad, y elabora una doctrina coherente y siste-mática sobre ella. ... En segundo lugar, volveremos nuestra mirada a la que es el alma, la fuente y el fundamento de la teología: la Sagrada Escritura. Toda

  7. 1.1. La salvación del alma una constante en la Iglesia Católica. Buscar afanosamente la salvación del alma, asegurarse la vida eterna en el cielo, entrar en el reino de los justos para gozar de la visión beatífica de Dios, es, sin duda, la primordial tarea del creyente católico.