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  1. Veinte mil leguas de viaje submarino es una obra narrada en primera persona por el profesor francés Pierre Aronnax, notable biólogo que es hecho prisionero por el Capitán Nemo y es conducido por los océanos a bordo del submarino Nautilus, en compañía de su criado Conseil y el arponero canadiense Ned Land.

  2. En resumen, el contexto histórico y cultural de la época de Jules Verne es fundamental para comprender la obra de Veinte mil leguas de viaje submarino. La novela refleja la fascinación de la época por la exploración y la tecnología, así como por la ciencia, la aventura y la exploración.

  3. Bajo una apariencia de novela juvenil y de aventuras, Julio Verne relata historias un tanto imaginativas para el contexto de la época en la que vivía, debido a que él mencionaba ciertos inventos que varios años más tarde serían creados dándole así a las obras de Verne un ambiente predictivo.

  4. En el contexto histórico y literario de ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’, Julio Verne destaca por su capacidad para entrelazar la ciencia de su tiempo con la narrativa de aventuras, haciendo de esta obra una pionera en el género de ciencia ficción.

  5. 12 de jun. de 2019 · Veinte mil leguas de viaje submarino es un libro para soñar, para asomarse a otros mundos. Insondables abismos, un capitán cuyo nombre significa nadie, calamares gigantes, el submarino Nautilus... Nombres míticos generadores ellos mismos de una fascinación que ha inspirado escritores de todo el mundo.

  6. Veinte mil leguas de viaje submarino es, sin duda, una gran obra de la literatura universal. Tiene una muy buena trama que entrelaza a la perfección: misterio, acción y lugares fantásticos. Además de un muy buen ritmo narrativo (salvo las extensas descripciones que poco o nada nos interesan o emocionan, máxime si no somos biólogos marinos ...

  7. JULIO VERNE VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO . Primera parte 1. Un escollo fugaz . El año 1866 quedó caracterizado por un extraño aconteci­miento, por un fenómeno inexplicable e inexplicado que na­die, sin duda, ha podido olvidar.