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  1. Niños, hijos de los guerreros, entre tanto, bajad la voz que España está ahora mismo repartiendo la energía entre el reino animal, las florecillas, los cometas y los hombres. ¡Bajad la voz, que está en su rigor, que es grande, sin saber qué hacer, y está en su mano la calavera, aquella de la trenza; la calavera, aquella de la vida!

  2. Para el poeta, que se dirige a los niños, a las nuevas generaciones que pueden vivir en libertad, democracia, expresa que si un gobierno de un dictador llega al poder, todo lo oscuro, lo rancio y lo censor de una dictadura estará con él.

  3. ESPAÑA, APARTA DE ESTE CÁLIZ. Niños del mundo, si cae España —digo, es un decir— si cae del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía! ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!

  4. España, aparta de mi este caliz, por César Vallejo | poemas, ensayos y cuentos en Poéticous. Niños del mundo, si cae España –digo, es un decir–. del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía!

  5. ¡Niños del mundo, está. la madre España con su vientre a cuestas; está nuestra maestra con sus férulas, está madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la altura. vértigo y división y suma, niños; está con ella, padres procesales! Si cae —digo, es un decir— si cae. España, de la tierra para abajo, niños ¡cómo vais a cesar de crecer!

  6. ¡Niños del mundo, está. la madre España con su vientre a cuestas; está nuestra maestra con sus férulas, está madre y maestra, cruz y madera, porque os dió la altura, vértigo y división y suma, niños: está con ella, padres procesales! Si cae -digo, es un decir- si cae. España, de la tierra para abajo, niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!

  7. [Poema - Texto completo.] César Vallejo. Niños del mundo, si cae España -digo, es un decir- del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡Qué temprano en el sol lo que os decía! ¡Qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡Qué viejo vuestro dos en el cuaderno!