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  1. El Señor ha constituido al esposo como cabeza de la esposa para que la proteja; él es el vínculo de la familia, el que une sus miembros, así como Cristo es cabeza de la iglesia y Salvador del cuerpo místico.

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      Escritos de Elena G. de White; Libros; El Hogar Cristiano....

  2. Un esposo que callaba sus afectos—Una casa donde reina el amor y se expresa en palabras, miradas y actos es un lugar donde los ángeles se deleitan en manifestar su presencia y en santificar el escenario con rayos luminosos de gloria.

  3. Escritos de Elena G. de White. Libros. El Hogar Cristiano. 39/88. Previous. Next. Sección 10—La reina de la familia. Capítulo 38—Posición y responsabilidades de la madre. Igual al esposoLa mujer debe ocupar el puesto que Dios le designó originalmente como igual a su esposo.

  4. En la sexta conferencia, realizada en noviembre de 1848, Ellen White afirmó que se le había mostrado que su esposo debía publicar un pequeño periódico para diseminar "las verdades bíblicas". Como consecuencia los esposos White iniciaron la publicación de un periódico de ocho páginas denominado The Present Truth (La verdad presente).

  5. www.discoverelmshaven.org › es-mx › about-egwEllen White at Elmshaven

    Sobre Ellen G. White. Ellen White y su ministro y esposo James fueron dos de los fundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Hoy, más de veintidós millones de miembros rodean el mundo. Nacida en 1827 como Ellen Harmon, sus primeros años los pasó en las cercanías de Portland, Maine, un bastión de las familias Harmon.

  6. Prosigue narrando los extensos afanes en que se involucró, junto con su esposo, desde su matrimonio hasta el deceso del pastor White en 1881. Book code: NBEW. Published by Asociación Publicadora Interamericana. Citation: White, E. G. (1994) Notas biográficas de Elena G. de White.

  7. Elena G. de White le sugiere que escuche a sus padres. A su vez, se siente chasqueada de que sus propios consejos hubieran sido ignorados. Le ruega a Belia que si no está dispuesta a buscar ayuda humana, ciertamente debería volverse a Dios. A continuación aparecen dos cartas que la Sra. de White le escribió.