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  1. 28 de abr. de 2024 · El reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Mateo 11: 12. Hay personas que se acostumbran a vivir una vida sin incentivo. No tienen ilusión de ver sus vidas en otra perspectiva porque consideran que esto es imposible, debido a que nunca han experimentado algo diferente.

  2. Hace 5 días · Las personas que tiene Jesús en mente cuando pronuncia esta bienaventuranza son las que sufren y padecen por causa del reino de los cielos.

  3. www.vidanuevadigital.com › blog › entrar-en-el-reino-de-los-cielos-cristobal-lopezEntrar en el reino de los cielos

    4 de may. de 2024 · Visto así, se entiende perfectamente aquello de que “el Reino de los cielos es de los que se hacen violencia”, porque para entrar en él hay que darle guerra al propio ego, hay que renunciar a muchas costumbres y hábitos adquiridos, hay que matar de raíz la insolidaridad y el egoísmo, el orgullo y la soberbia; en fin, que es toda una lucha.

  4. 16 de abr. de 2024 · Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:3) Esta primera Bienaventuranza nos invita a reconocer nuestra dependencia total de Dios y nuestra necesidad de su gracia y salvación.

  5. Hace 4 días · Los que sufren, los mansos, los que no se imponen a los demás, los no violentos, muchas veces son desposeídos de lo que tienen por los violentos. Jesús dice que ahora que llega el Reino los mansos van a ser los herederos de la tierra, del mundo.

  6. 1 de may. de 2024 · Pero, por contraste y oposición, el reino de los cielos es descrito en la epístola a los Hebreos con especialidad, como el disfrute del “reposo de Dios”, por lo que el agotamiento y la insatisfacción con el trabajo, cualquiera que este sea, es una imposibilidad en este reino.

  7. 4 de may. de 2024 · Mateo 13,44-52: En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: —El reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra lo esconde y, lleno de alegría va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. »El reino de Dios es semejante a un mercader que busca perlas preciosas.