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El libro "Entre el Cielo y la Tierra" de María Vallejo-Nágera, publicado en 2013, nos sumerge en un fascinante viaje al mundo espiritual. En esta obra, la autora nos presenta una visión personal y profunda sobre la existencia de un plano celestial y su relación con nuestra vida terrenal.
Hermanos nos hizo el cielo; Que sólo la humana grey, Por su osadía impulsada, Holló la divina ley, Y por su orgullo arrastrada : Hizo al esclavo y al rey, Y si puedes añadir : Que tú, aunque débil mujer, Por libre al esclavo ver : Y al cautivo redimir : Quieres tu óbolo ofrecer; Ante ese niño a quien guías, Y ante el Dios a quien adoras,
De estas delicadas voces que se dejan oír entre el rumor de las luchas sociales, como eco misterioso de un lenguaje más universal y más puro que el de la multitud esclava de sórdidos intereses, forma parte la joven poetisa, cuyos versos reunidos en colección siguen a los presentes, renglones.
Entre el cielo y la tierra: poesías. Al lector. Prólogo de Don Manuel Cañete, individuo de número de la Real Academia Española. Entre el cielo y la tierra. María Inmaculada. A mi madre. La esperanza. A la luna en la playa de Valencia. El pensamiento. A Don Pedro Calderón de la Barca. Nocturno. La flor del olvido. La niña y la flor de ...
Quizá la razón haya que buscarla en la dificultad que pueden encontrar a la hora de intentar entender los misterios de Dios. Se trata de una ardua tarea que puede desesperar al investigador por no existir pruebas contundentes sobre la existencia del purgatorio, y al que con este libro se intenta dar respuesta.
Quien cree vive en una extensión infinita. Mira hacia el cielo, pero se mantiene firme en la tierra. Admira la inmensidad del cosmos y se maravi - lla ante una pequeña flor. Conoce las profundidades del corazón humano y se reconforta con la sonrisa de un niño. Confía en el individuo, pero ha comprendido que Dios necesita un pueblo en el mundo.
El cielo y la tierra están llenos de tu gloria. Es gratuidad lo que nos ofrece Dios, no es paga ni comercio. Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato | Fuente: Catholic.net. San Ponciano y San Hipólito. Ezequiel 1, 2-5. 24-28: “La gloria del Señor se manifestó en forma visible”