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  1. Cuento original de La cenicienta. Érase una mujer, casada con un hombre muy rico, que enfermó, y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita y le dijo: “Hija mía, sigue siendo siempre buena y piadosa, y el buen Dios no te abandonará. Yo velaré por ti desde el cielo, y me tendrás siempre a tu lado.”.

  2. bibliotecadigital.ilce.edu.mx › Colecciones › CuentosMasLa Cenicienta

    por completo. Cuando terminaba sus quehaceres, se instalaba en el rincón de la chimenea, sentándose sobre las cenizas, lo que le había merecido el apodo de Cenicienta, quien con sus míseras ropas, no dejaba de ser cien veces más hermosa que sus hermanas que andaban tan ricam.

  3. Cuento clásico de los hermanos Grimm. © Versión escrita por Paola Artmann. Audio de texto a voz para una lectura asistida. Érase una vez una hermosa joven que vivía con su madrastra y dos hermanastras que la obligaban a hacer todo el trabajo de la casa. La pobre joven tenía que cocinar, limpiar y también lavarles la ropa.

  4. La cenicienta. Un hombre rico tenía a su mujer muy enferma, y cuando vio que se acercaba su fin, llamó a su hija única y la dijo: -Querida hija, sé piadosa y buena, Dios te protegerá desde el cielo y yo no me apartaré de tu lado y te bendeciré. Poco después cerró los ojos y espiró. La niña iba todos los días a llorar al ...

  5. Cenicienta ¡la pieza! Pero doña Adelaida,.. Esta noche, castigada sin cenar. ¡Así aprenderás! ¿Qué haces ahí pa­ rada? Los cristales todavía no están limpios! Cuando acabes, recoges la ceniza de la chimenea y la entlerras en el jardín, junto al abeto. Suena la campana de la puertas. MADRASTRA: Cenicienta, abre la puerta.

  6. completo. Cuando terminaba sus quehaceres, se instalaba en el rincón de la chimenea, sentándose sobre las cenizas, lo que le había merecido el apodo de Culocenizón. La menor, que no era tan mala...

  7. La menor de sus hermanas, que no era tan grosera como la mayor, la llamaba Cenicienta. Sin embargo, a pesar de sus pobres vestidos, no dejaba por eso de ser cien veces más linda que sus hermanas, aunque éstas vistieran espléndidamente.