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Lucifer era la mayor obra de Dios antes de caer y es un demonio, pero el verdadero ser maligno, el que supera a todos en maldad es Satán. Para el judaísmo Satanás y Lucifer son dos entidades diferentes.
La diosa sumeria Inanna (Ishtar Babilonia) está asociada con el planeta Venus, y las acciones de Inanna en varios de sus mitos, incluidos Inanna y Shukaletuda y el Descenso de Inanna al inframundo, parecen ser paralelos al movimiento de Venus a medida que avanza a través de su ciclo sinódico.
Es un hijo espiritual de Dios que una vez fue un ángel “que tenía autoridad delante de Dios” (D. y C. 76:25; véase también Isaías 14:12; D. y C. 76:26–27). Sin embargo, en el concilio de los cielos celebrado en la vida preterrenal, Lucifer, como se conocía a Satanás entonces, se rebeló contra Dios.
Entre las múltiples leyendas del hijo del Diablo existe una que indica que para despojar a su padre del trono del infierno era necesario, que encarnará en la tierra, pero hijo de una mujer pura o Virgen. Se destaca de esta manera, otra nueva similitud con lo sucedido con Jesús, hijo de la Virgen María.
En la Biblia, Lucifer es mencionado solo una vez, en el libro de Isaías 14:12. En este pasaje, se describe a Lucifer como “el lucero, hijo de la mañana”, quien cayó del cielo debido a su orgullo y deseos de ser igual a Dios.
Lucifer, cuyo nombre significa «portador de luz», es mencionado en la Biblia en el libro de Isaías. En el capítulo 14, versículos 12-14, se hace referencia a la caída de un ser celestial que quería desafiar el poder de Dios. Esta figura es descrita como el « Lucero, hijo de la mañana » que fue arrojado a la tierra.
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Isaías 14:12. En el cielo, frente al trono de Dios, Lucifer tenía una posición privilegiada, él era el querubín postrero.
