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  1. CUENTO DE "LA CENICIENTA" CON FINAL DISTINTO. LA CENICIENTA. Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.

    • Entrada Antigua

      Elmer, el elefante de colores Hola, aquí os dejo este cuento...

  2. Finalmente, llegaron a la casa de la madrastra de Cenicienta. Los pies de su primera hermanastra no cabían en el zapato, luego pasaron a la segunda hermanastra pero tampoco. Cuando el heraldo preguntó si había otras mujeres jóvenes en la casa, las hermanastras se rieron y dijeron: «Solo Cenicienta, la niña que está cubierta de hollín y ...

  3. Por lo tanto, “La Cenicienta” se convierte en mucho más que un cuento para niños; es una alegoría sobre la esperanza y la posibilidad de mejora y cambio, que sigue tocando los corazones de las personas, independientemente de su edad o procedencia. Resumen corto del cuento de La Cenicienta.

  4. Al fin llegó el feliz día y las hermanas se marcharon. Cenicienta las siguió con la mirada todo el tiempo que pudo y, cuando las perdió de vista, se puso a llorar. Su Madrina, que era un hada, la sorprendió hecha un mar de lágrimas y le preguntó qué le pasaba. –¡Me gustaría mucho…, me gustaría mucho…!

  5. > Cuentos de los Hermanos Grimm > La cenicienta. Cuento original de La cenicienta. Érase una mujer, casada con un hombre muy rico, que enfermó, y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita y le dijo: “Hija mía, sigue siendo siempre buena y piadosa, y el buen Dios no te abandonará.

  6. La Cenicienta. Para otros usos de este término, véase Cenicienta (desambiguación). La Cenicienta es un cuento de hadas que cuenta con varias versiones, orales y escritas, antiguas y modernas, procedentes de varios lugares del mundo; especialmente del continente eurasiático.

  7. cuentosparadormir.com › cuentos-clasicos › cenicientaCenicienta - cuentosparadormir

    Tan contentas estaban que pasaron cerca de dos días sin comer. Más de doce cordones rompieron a fuerza de apretarlos para que el talle se les viera más fino, y se lo pasaban delante del espejo. Finalmente, llegó el día feliz; partieron y Cenicienta las siguió con los ojos y cuando las perdió de vista se puso a llorar.