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  1. Masa, de César Vallejo. Watch on. Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre. y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!». Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No nos dejes! ¡Valor!

    • César Vallejo

      César Vallejo es uno de los poetas peruanos más reconocidos...

    • Hombre Masa

      Estaba solo entre las cosas como una estrella única en el...

    • Retrovisor II

      O en el conglomerado prisionero de la desconfianza O en la...

    • Manos

      Nunca la mano ha sido tanto alargamiento de un corazón que...

  2. Masa, César Vallejo: Poema original en análisis. Lectura en audio con IA (en pruebas) Al fin de la batalla, 1. y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre 2. y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» 3. Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 4. Se le acercaron dos y repitiéronle: 5. «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» 6.

  3. Masa. [Poema - Texto completo.] César Vallejo. Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre. y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!». Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No nos dejes!

  4. MASA. Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre. y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!». Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No nos dejes! ¡Valor!

  5. César Vallejo. Leído por Hugo Viladegut Bush. 00:00. 00:00. Poemas > m > Masa. Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre. y le dijo: «¡No mueras, te amo tánto!». Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

  6. El suertero que grita “La de a mi… contiene no sé qué fondo de Dios. Pasan todos los labios. El hastío despunta en una arruga su ya no. Pasa el suertero que atesora, acas…

  7. biblioteca.org.ar › libros › 157854Masa - Biblioteca

    Masa. César Vallejo. Al fin de la batalla, muerto el combatiente, vino hacia él un hombre. le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos repitiéronle: "¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.