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  1. 4 de may. de 2020 · Noé es uno de los principales personajes de la Biblia. Fue hijo de Lamec y de una mujer no nombrada en los textos bíblicos, su padre era hijo de Matusalén, siendo este último famoso por ser la persona más longeva en la Biblia viviendo hasta los 969 años, siendo un elemento que también se repite en Noé.

  2. La vida de Noé. Noé era el hijo de Lamec, un hombre que vivió durante 777 años según la Biblia. Noé nació en un tiempo en el que la maldad y la corrupción se habían extendido por toda la tierra. Según la Biblia, Dios estaba descontento con la humanidad y decidió destruirla con un diluvio universal.

  3. Noé (descanso, en hebreo) nació en Mesopotamia. Según los textos sagrados fue el décimo y último de los patriarcas antediluvianos. Su vida y obra se relata en el libro del Génesis atribuido tradicionalmente a Moisés.

  4. Noé. Personaje bíblico. En su calidad de elegido por Dios para perpetuar la humanidad tras el diluvio, Noé aparece dentro de la tradición bíblica como origen de todas las razas del mundo, por medio de sus hijos Sem, Cam y Jafet, y como cabeza de la genealogía semítica. La construcción del arca de Noé (c.1675), de Französischer Meister.

  5. Noé fue un profeta bíblico. Fue el último de los patriarcas antediluvianos más longevos, y protagonista de la catástrofe bíblica más famosa. Considerado por cristianos, judíos y musulmanes como el padre de la humanidad, a través de sus descendientes. Elegido por Dios, por sus cualidades, para renovar la alianza con los hombres.

  6. La historia de Noé nos enseña la importancia de la obediencia y la fe en Dios, así como el cuidado y la protección del medio ambiente y todas las criaturas que Dios nos ha dado. También nos recuerda la misericordia y el amor de Dios hacia la humanidad y su justicia en castigar el pecado y la corrupción.

  7. La vida intachable de Noé se hace evidente cuando obedece al Señor en vista de que se acerca el día de la ira. El apóstol Pedro nos dice que Noé era un "pregonero de justicia" (2 Pedro 2:5), y el autor de Hebreos dice que "condenó al mundo" (Hebreos 11:7) mediante sus acciones justas.