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  1. La cautiva es un poema épico del escritor argentino Esteban Echeverría que relata el rapto de un soldado, Brian, y su valiente esposa, María, a mano de los indios, y todas las penurias que estos sufren en el desierto para escapar de la inhumana tribu y salvarse de la muerte.

  2. La cautiva. +. - PARTE PRIMERA. El Desierto. Era la tarde, y la hora. en que el sol la cresta dora. de los Andes. El Desierto. inconmensurable, abierto, y misterioso a sus pies. se extiende; triste el semblante, solitario y taciturno. como el mar, cuando un instante. al crepúsculo nocturno, pone rienda a su altivez. Gira en vano, reconcentra.

  3. La cautiva es un poema épico del escritor argentino Esteban Echeverría publicado en 1837, dentro del libro Rimas. El texto ha sido considerado como la primera gran obra de la literatura argentina, antecedente inmediato de la aparición de la novela en ese país y a la vez vehículo para el éxito del romanticismo.

  4. La Cautiva, José De Espronceda: Poema original. Acompañe la lectura del poema en audio. Ya el sol esconde sus rayos, 1. el mundo en sombras se vela, 2. el ave a su nido vuela. 3. Busca asilo el trovador. 4. Todo calla: en pobre cama 5. duerme el pastor venturoso: 6. en su lecho suntüoso 7. se agita insomme el señor. 8. Se agita; mas ¡ay! reposa 9.

  5. El poema La cautiva es un texto programático cuya argumentación funciona en doble dirección. Por una parte, expresa con tono tendenciosos e intransigentes la discutida polémica en torno a la llamada «cuestión del indio», y por otra, mitifica a través de su poetización el destino universal reservado a la nación argentina.

  6. La cautiva es un poema épico del escritor argentino Esteban Echeverría publicado en 1837, dentro del libro Rimas.

  7. poemario.com › pdf › cautivaLa Cautiva

    La Cautiva Poema original: Ya el sol esconde sus rayos, el mundo en sombras se vela, el ave a su nido vuela. Busca asilo el trovador. Todo calla: en pobre cama duerme el pastor venturoso: en su lecho suntüoso se agita insomme el señor. Se agita; mas ¡ay! reposa al fin en su patrio suelo; no llora en mísero duelo la libertad que perdió.