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  1. Hace 4 días · LÍMITE DEL AMOR. Jesús nos llama a ser sal de la tierra y luz del mundo. San Gregorio de Nisa, en su libro “La vida de Moisés” nos animaba a amar sin límites. Si la sal pierde su fuerza o si la lámpara se oculta, pierden su sentido. La fidelidad sin límites es el mejor sabor y combustible para evitar la tibieza o la media entrega.

  2. Hace 4 días · Antes de comentar recuerda: Habla con tu Esposo, tu Hacedor, para saber qué quiere decirle ÉL a esta novia con el corazón quebrantado. Sea BREVE. Anímela compartiendo 1 o 2 promesas. Has un puente (ubica un enlace o link) hacia el rumbo que Él usó para guiarte a lo largo de tu viaje de restauración. Después de 3 Comentarios MM y los comentarios estén CERRADOS para esta sesión ...

  3. Hace 5 días · El amor es paciente y bondadoso; no tiene envidia, ni orgullo ni jactancia. No es grosero, ni egoísta; no se irrita ni lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que encuentra su alegría en la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo aguanta.

  4. Hace 4 días · ¿De qué manera podemos satisfacer nuestra deuda espiritual? El Dr. Stanley nos enseña que la única solución de Dios a nuestra deuda de pecado fue y es la cruz. Por su amor y justicia, Dios envió a un inocente a morir en la cruz por nuestros pecados.

  5. Hace 3 días · ¿Por qué hace esto? La respuesta trae una clave importante para entenderlo: Porque no existe el primer mandamiento sin en segundo, porque sólo con el primero la respuesta quedaría coja, limitada, le faltaría algo. Y es que el mandamiento principal es doble: Amar a Dios y al hermano forman un todo.

  6. Hace 4 días · Herbas concluyó su homilía con un llamado a los fieles a fortalecer su fe y esperanza en Dios y no ser esclavos de las ideologías: “Tenemos que armarnos de valor, de fuerza, fortalecer nuestra fe, al mismo tiempo fortalecer nuestra esperanza en Dios, en una vida nueva que trae Dios a este mundo; promover la caridad y el amor, siendo agentes de perdón y solidaridad”.

  7. Hace 4 días · Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí. Así que descubro esta ley: que, cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal.