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  1. no dejes que ese viento me lleve, no dejes que me arranque de tus brazos y de tus besos, no permitas que tus manos me dejen de acariciar, no dejes que el viento me vea, no dejes que el viento me atrape. Cubramonos con la noche, escondamonos en nuestros brazos, cobijame con tu piel que yo me perderé en ella.'. jorge.

  2. BELLA, como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma, así es la sonrisa en tu rostro, bella. Bella, de finas manos y delgados pies como un caballito de plata, andando, flor del mundo, así te veo, bella. Bella, con un nido de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa, bella. ...

  3. Es aire, incesante viento, agua y arena. Parece poco para el hombre joven. que aquí llegó a vivir con sus incendios, y sin embargo el pulso que subía. y bajaba a su abismo, el frío del azul que crepitaba, el desmoronamiento de la estrella, el tierno desplegarse de la ola.

  4. mayrah1304 8 del 11 de 2010 a las 08:38 A vida me encanta e Pablo Neruda mais ainda,belíisimo poema,como todos de sua autoria! Cedro 8 del 11 de 2010 a las 10:21 Bonito poema a la vida.Al caer la noche a veces la vida pesa pero con la nueva luz todo pasa y es maravilloso volver a comenzar.

  5. Como todas las cosas están llenas de mi alma. emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

  6. Como todas las cosas están llenas de mi alma. emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

  7. LA tierra verde se ha entregado a todo lo amarillo, oro, cosechas, terrones, hojas, grano, pero cuando el otoño se levanta con su estandarte extenso eres tú la que veo, es para mi tu cabellera la que reparte las espigas. Veo los monumentos de antigua piedra rota, pero si toco la cicatriz de piedra tu cuerpo me responde, mis dedos reconocen de pronto, estremecidos, tu caliente dulzura.

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