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  1. 14 de mar. de 2018 · Enfaticemos en cada una de ellas para amarlo verdaderamente como Él nos ordena. También lee: Llamados a Amar a Dios. Primera forma de amar a Dios: Con todo el corazón. La Biblia nos muestra la naturaleza de nuestro corazón: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; quién lo conocerá”(Jer. 17:9).

  2. Índice. 1. Comprende lo que es el amor desde una perspectiva bíblica. 2. Reconocer nuestra dependencia del Espíritu Santo. 3. Amar a Dios con todo el corazón. 4. Amar a Dios con toda nuestra alma. 5. Amar a Dios con toda nuestra mente. 6. Amar a Dios con todas nuestras fuerzas. 7. Ama a Jesús por encima del mundo y de todo lo demás. 8.

  3. En 1 Juan 3:18 se nos insta a amar «no de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad». Otro dato curioso es que la Biblia habla de diferentes tipos de amor. Por ejemplo, está el «agape», que es un amor incondicional y sacrificial, el cual es atribuido a Dios y se nos llama a imitar.

  4. Amar a Dios con todo tu corazón significa reservar lo mejor de tu afecto para Él. Hacer tiempo cada día para construir una relación íntima con Él a través de la oración —a través de una conversación. Él quiere conocerte y que tú lo conozcas.

  5. Hay muchas formas de amar a Dios como es desear y orar por que Su voluntad se haga sobre la Tierra. Debemos anhelar Su Justicia, su gracia y misericordia. De esta manera podremos probar su bondad y ver que realmente Dios es bueno y podemos confiar en Él (Salmo 34:8).

  6. 1. Conocimiento de la Palabra de Dios. Para amar a Dios, es necesario conocerlo. Esto implica leer y estudiar la Biblia, la Palabra de Dios. A través de sus enseñanzas, podemos comprender su amor y su voluntad para nuestras vidas. 2. Oración constante. La oración es la comunicación directa con Dios.

  7. Romanos. 8:32. Increíble y poderosa lección de vida, de la cual debemos todos aprender y hacer piel en nuestro cuerpo. Tomándolo entonces del primer y más grande mandamiento «Amarás al Señor tú Dios, con todo tú corazón y con toda tú mente» Mateo 22:35-38.