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La idea de Danny era dormir a los faisanes para así mantenerlos dóciles y atraparlos. El señor Hasell era soberbio y presumido de manera que había que ayudar a papá a ganarle. Cuando Danny le expone a su padre la idea, es así como lo nombra campeón del mundo, Danny el campeón del mundo.
Danny va a la propiedad y encuentra a William atrapado en una trampa, una trampa diseñada para atrapar cazadores furtivos. Danny lo ayuda a salir de la trampa, y Doc Spencer llega a atender el tobillo roto de William. Mientras William convalece, Hazell está planeando su caza anual de faisanes.
Juntos, padre e hijo traman un plan para robarle todos los faisanes al Señor Hazell en la víspera de la gran competencia de caza. La audaz y peligrosa aventura pondrá a prueba la valentía y la astucia de Danny, quien tendrá que demostrar su habilidad como cazador y su ingenio para enfrentarse a un enemigo poderoso.
El plan de Danny funciona sin problemas; pronto, el garaje se llena de faisanes dormidos, mientras los aldeanos miran con asombro. De repente, Hazell y su grupo de disparos llegan allí, justo cuando la mayoría de los faisanes comienzan a despertarse, y Hazell amenaza con arrestar a Danny y William por cacería furtiva y allanamiento de morada.
Danny adora a su padre a pesar de que éste es cazador furtivo de faisanes. Una noche, William le revela su secreto a Danny y éste decide ayudarlo. Más tarde, cuando William queda atrapado en una trampa, Danny lo rescata usando una soga, salvándole la vida.
Cierto día, después de una de esas historias nocturnas, no se quedó dormido por lo que decidió levantarse en busca de su padre, descubriendo con sorpresa que éste se dedica a la caza furtiva de faisanes en las tierras de un hacendado.
A los nueve años el niño descubre que su papá, de manera furtiva, caza faisanes en el terreno del aristocrático señor Hezell. Padre e hijo deciden darle una lección al noble y compartir con todo el pueblo una suculenta cena.
