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  1. Nosotros los hijos de Dios al igual que los aviones y las águilas vamos encontrarnos en nuestra vida turbulencias muy fuertes que nos quieren derribar, tormentas fuertes que tienen la fuerza para derribarnos, y al igual que los aviones y las águilas podemos elevarnos, no físicamente, pero si espiritualmente, para que pase lo que ...

  2. La Palabra de Dios nos brinda mensajes poderosos que nos invitan a confiar en Él y a buscar la calma en medio de las tormentas. Salmos 46:10: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra». Esta afirmación nos recuerda que debemos detenernos y reconocer la grandeza de Dios.

  3. Si dudas, te hundirás en el mar embravecido, y si crees, Dios premiará tu fe y te sacará de allí. Cada tormenta que atravesamos en nuestra vida, es una prueba para conocernos a nosotros mismos. Dios te conoce, y sabe que ante la circunstancia te vas a espantar, el que no lo sabe eres tú.

  4. Índice. Turbulencia en el Antiguo Testamento. Turbulencia en el Nuevo Testamento. Conclusion. Turbulencia en el Antiguo Testamento. Anuncio. En el libro de Job, encontramos uno de los ejemplos más claros de turbulencia. Job, un hombre justo y temeroso de Dios, enfrenta una serie de tragedias y pérdidas en su vida.

  5. Este relato me hizo pensar que a lo largo de nuestra vida vamos a encontrar sucesos que, de manera literal, van a “sacudirnos como una turbulencia”. Habrá momentos en los que veremos el suelo y, aun así, nuestros pies no pisarán lugar seguro; otros donde no encontraremos de dónde sostenernos y estaremos inseguros.

  6. 16 de may. de 2022 · Vida cristiana. Dios está contigo en la tormenta. 16 Mayo, 2022 | Carlos Llambés. © Unsplash. A lo largo de nuestro caminar con el Señor aprendemos que las tormentas en la vida son una certeza. Llegan momentos que nos estremecen a tal punto que queremos tirar la toalla y darnos por vencidos.

  7. El texto bíblico nos enseña que podemos encontrar verdadera paz en momentos de turbulencia y angustia. Filipenses 4:7 nos recuerda que la paz de Dios, que trasciende todo entendimiento, guardará nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús.