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  1. Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su santa morada. El hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra su amor al extranjero dándole pan y vestido. El SEÑOR protege a los extranjeros, sostiene al huérfano y a la viuda, pero trastorna el camino de los impíos.

    • Job 24

      La Biblia de las Américas. Maltrata a la mujer estéril, y no...

  2. Versículos de la Biblia sobre las Viudas - Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas… No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque, si tú… La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es… Canten a Dios, canten salmos a su nombre; aclamen a quien cabalga… ¡Aprendan a hacer el bien!

  3. Eliseo y la viuda. 4 Y una mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo temía al Señor; y ha venido el acreedor a tomar a mis dos hijos para esclavos suyos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa.

  4. 18 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. 3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después ...

  5. Reina-Valera 1960. Elías y la viuda de Sarepta. 8 Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta.

  6. La ofrenda de la viuda. (Mc 12.41-44) 1 Jesús estaba observando a los ricos que depositaban sus ofrendas en el arca del templo, 2 y vio que una viuda muy pobre depositaba allí dos moneditas de poco valor. 3 Entonces dijo: «En verdad les digo, que esta viuda pobre ha echado más que todos.

  7. La historia de la viuda y el milagro del aceite es uno de los relatos más conocidos de la Biblia. Se encuentra en el Segundo Libro de los Reyes, en el capítulo 4, y narra cómo Dios hizo un milagro para ayudar a una viuda y a sus hijos a salir de la pobreza extrema.

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