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  1. Cuento con moraleja: El leñador honrado Érase una vez, un leñador humilde y bueno, que después de trabajar todo el día en el campo, regresaba a casa a reunirse con los suyos. Por el camino, se dispuso a cruzar un puente pequeño, cuando de repente, se cayó su hacha en el río.

  2. 9 de jul. de 2015 · Antes de comenzar la lectura. 1. ¿Te molesta que tus amigos mientan? 2. ¿Tienes amigos que nunca mienten? 3. Adivina qué premio recibió el leñador por no ser mentiroso. Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una. jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayó el. hacha al agua.

  3. La fábula resalta la importancia de la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. El leñador dijo una cosa, pero sus gestos revelaron sus verdaderas intenciones. Esto nos enseña que la integridad y la coherencia son fundamentales para ganar la confianza y el respeto de los demás.

  4. El leñador confiado Erase una vez leñador llamado Jacinto, el como siempre confiado, salido de su cabaña a cortar leña para la noche fría. El día anterior con sus amigos comentaron de los incendios provocados por el verano.

  5. Los deseos ridículos. Había una vez un leñador que vivía en una humilde cabaña, oculta en lo más profundo del bosque. Todos los días, este pobre hombre se quejaba de su suerte, lamentándose por la miseria en la que vivía y lo mucho que tenía que trabajar para mantener a su esposa, que era bonita pero muy mezquina.

  6. 6 de sept. de 2023 · La fábula de «La zorra y el leñador» es una historia que nos enseña una valiosa lección sobre la importancia de confiar en uno mismo. A través de las experiencias de los personajes, podemos reflexionar sobre cómo nuestras dudas y miedos pueden limitarnos y cómo el autoconfianza puede abrirnos puertas y llevarnos al éxito.

  7. Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador: Espera, buen hombre: traeré tu hacha. Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El. leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer. después con otra hacha de plata.