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  1. El jilguero sus trinos repetía, y el cisne continuaba: «¡Qué insolencia! ¡Miren cómo me insulta el musiquillo! Si con soltar mi canto no le humillo, dé muchas gracias a mi gran prudencia». «¡Ojalá que cantaras! -le respondió por fin el pajarillo-. ¡Cuánto no admirarías. con las cadencias raras.

  2. 2 de sept. de 2015 · Con la siguiente fábula los más pequeños aprenderán el valor de la humildad y de demostrar el verdadero talento mediante hechos y no mediante palabras. El jilguero y el cisne, una fábula sobre el valor de los actos sobre las palabras.

  3. El jilguero y el cisne | Fábula infantil – ¡Calla ya, pajarillo vocinglero!- Exclamó un gran cisne a un humilde jilguero. ¿Por qué me provocas a cantar, cuando de mi voz sale la melodía más dulce, que jamás ha tenido lugar entre las aves? El jilguero continuaba en sus trinos, y el cisne, ofendido continuó: – ¡Qué insolencia!

  4. El Xilguero y el Cisne. C alla tú, Paxarillo vocinglero, (Dixo el Cisne al Xilguero:) ¿A cantar me provocas, quando sabes. Que de mi voz la dulce melodía. Nunca ha tenido igual entre las Aves?

  5. El jilguero sus trinos repetía, y el cisne continuaba: «¡Qué insolencia! ¡Miren cómo me insulta el musiquillo! Si con soltar mi canto no le humillo, dé muchas gracias a mi gran prudencia.» «¡Ojalá que cantaras! (Le respondió por fin el pajarillo): ¡Cuánto no admirarías con las cadencias raras que ninguno asegura haberte oído,

  6. 7calderosmagicos.com.ar › Druida › FabulasEl jilguero y el cisne

    El jilguero y el cisne. «Calla tú, pajarillo vocinglero. —dijo el cisne al jilguero—; ¿a cantar me provocas, cuando sabes. que de mi voz la dulce melodía. nunca ha tenido igual entre las aves?» El jilguero sus trinos repetía, y el cisne continuaba: «¡Qué insolencia! ¡Miren cómo me insulta el musiquillo! Si con soltar mi canto no le humillo,

  7. El jilguero sus trinos repetía, y el cisne continuaba: «¡Qué insolencia! ¡Miren cómo me insulta el musiquillo! Si con soltar mi canto no le humillo, dé muchas gracias a mi gran prudencia». «¡Ojalá que cantaras! -le respondió por fin el pajarillo-. ¡Cuánto no admirarías. con las cadencias raras.