Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. “El Gigante Egoísta” reúne varios aspectos propios del cuento maravilloso tradicional: los inocentes y dulces niños contrastados con el villano, aquí el egoísta Gigante; la personificación de elementos de la naturaleza, como la “Primavera”, la “Nieve”; un espacio pleno de imágenes mágicas, aquí el jardín; un final feliz ...

  2. El gigante egoísta es un cuento de hadas escrito por el poeta, escritor y dramaturgo británico-irlandés Oscar Wilde. Fue publicado por primera vez en Londres(1888) en El Príncipe Feliz y otros cuentos junto a otros cuatro cuentos del autor. Argumento. El gigante egoísta tiene un gran jardín, aunque había estado fuera por 7 años.

  3. El gigante egoísta, una de las obras más conocidas del escritor irlandés Oscar Wilde, es una historia que aborda temas profundos y universales, entre ellos, el papel de la religión en la vida de las personas. A lo largo de la narración, Wilde utiliza la figura del gigante como metáfora de la humanidad y su relación con la fe.

  4. El gigante egoísta. [Cuento - Texto completo.] Oscar Wilde. Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave. Por aquí y por allá, entre la hierba, se abrían flores luminosas como estrellas, y había doce ...

  5. El gigante egoísta. Oscar Wilde. Todas las tardes al volver del colegio tenían los niños la costumbre de ir a jugar al jardín del gigante. Era un gran jardín solitario, con un suave y verde césped.

  6. Comprar en Amazon. EL GIGANTE EGOÍSTA, un cuento de Oscar Wilde (Irlanda, 1854-1900) Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave.

  7. Era un gigante egoísta. Los pobres niños no tenían ya un lugar de recreo. Intentaron jugar en las calles cercanas, pero estaban muy polvorientas y llenas de agudas piedras, y no les agradaba. Tomaron la costumbre de pasearse, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.